lunes, 19 de enero de 2009

LXVII: Como fotografiar coches accidentados para el seguro

La luz frontal que te da el flash montado en la cámara compacta solo proporciona color y algo del dibujo de las formas, pero no permite apreciar el volumen de los destrozos en la carrocería del auto. La foto debería servir como prueba ante una reclamación mediante la que poder evaluar los daños sufridos en el accidente. La mejor manera consiste en disponer un flash manual con un ayudante que de luz rozada sobre la superficie del coche. El ayudante aleja el flash de la cámara y se coloca en ángulo sobre el lado del auto accidentado de manera que su luz caiga casi rozando la carrocería. Para poder disparar conviene emplear un flash que permita conectarse mediante cable o en remoto hasta la cámara. La luz frontal sola oculta las abolladuras y las imperfecciones, la luz lateral-rozada deja ver los relieves de los golpes, los arañazos y las laceraciones del acabado.

Las fotos recomendadas en la literatura son seis: dos de un lado, justo enfrente del eje de las ruedas delanteras y traseras, una frontal, otra trasera y las otras dos del otro lado. Estas seis fotos se hacen con el objeto de permitir evaluar los daños, por lo que es importante que el tiro no escorce el coche, lo que nos permite medir la longitud y superficie de los desperfectos. Las fotos tiradas desde el angulo del coche solo sirven para encajar el auto dentro del lugar en el que se encuentra, pero no son útiles para hacer mediciones que lleven a presupuestar la reparación o evaluar objetivamente la magnitud de los daños.

Además hay que fotografiar cualquier detalle que pensemos que merece la pena. Además, fotos de la ubicación del coche dentro de la calle. Si hay marcas de frenado (su longitud nos dicen la velocidad a la que iba el coche en el momento de pisar el freno), fotos desde el inicio de las marcas hechas con un objetivo normal, para mantener más o menos la perspectiva del conductor. Si hay testigos, fotos, con el objetivo normal, desde la posición de éstos en la dirección que dicen que miraban.

En caso de un accidente nocturno conviene fotografiar los faros con técnicas de macro, especialmente si se han roto, buscando saturar los colores para localizar las manchas amarillas del óxido de tungsteno que indican que los faros estaban calientes al romperse (y por tanto encendidos).

En caso de incendio conviene buscar las características manchas oscuras en forma de V que delatan el origen del fuego y la dirección que tomó. En caso de encontrar estos punto conviene fotografiar las manchas frontalmente y con alguna referencia de tamaño, por ejemplo una pequeña regla de cartón como las que vienen en los calendarios. La fotografía frontal, sin inclinar la cámara sobre el plano de la mancha, permite medir la zonas de la mancha y evaluar la velocidad a la que se extendió el fuego y el tiempo que estuvo activo. Si además hubo algún tipo de explosión, fotografiar el área alrededor del centro permitirá determinar el tipo de explosión de que se trató (deflagración, detonación, piroplástica) y sugerir su origen.

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