La luz filtrada se construye a partir de una superficie translúcida que se coloca en el curso de la luz y que cambia su distribución. Proporciona sombras más suaves que la luz que filtra y reduce su intensidad ya que dispersa los rayos. Por tanto pide un diafragma más pequeño.
Las sombras arrojadas por la luz filtrada son suaves, así como las sombras propias. Tanto el brillo arrojado como el propio resultan atenuados. La luz filtrada cumple con la ley de proyección del ángulo sólido pero no con la de inversa de los cuadrados.
Un visillo colocado delante de un foco directo reduce su intensidad en al menos tres pasos además de suavizar la dureza natural de su sombras. A la pérdida de transmisión del visillo hay que sumar la de distribución de la luz en la que se modifica el rayo de luz a una semiesfera.
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