martes, 13 de enero de 2009

VIII: Exponer.

No mides para exponer, mides para iluminar. La exposición no es un ajuste técnico, es un ajuste creativo. Con la exposición colocas los tonos de la escena dentro de la película y te preparas para la exposición. Para decidir tienes dos tipos de criterios, los fotométricos y los no fotométricos. Los criterios fotométricos para decidir la exposición son tres: plantarte un nivel, un contraste y una saturación. El nivel es el único criterio que sigue un automatismo: mide y expone para que la película adquiera una densidad suficiente para permitir ampliarla. El criterio de contraste trata de ubicar los tonos de la escena dentro de la latitud de la película. Si el contraste de la escena es mayor que la latitud de la película, que las posibilidades de la película, alguno de los extremos de detalle se perderán. Si sabes que tu sensor admite un paso y medio de sobreexposición (rango de luces de paso y medio), el tono más claro está dos pasos por encima del gris medio y expones según lo que dice el fotómetro perderás medio paso de tonos claros. Si cierras ese medio paso el diafragma bajas los tonos dentro de la latitud de la película, manteniendo el detalle. Colocas los blancos con detalle de la escena en los blancos con detalle de tu película. Esta es la exposición por contraste. Esto no sabe hacerlo un fotómetro de cámara ni ningún automatismo.

El criterio de saturación consiste en exponer para mantener el color donde queremos. La sobreexposición en diapositiva y digital desatura los colores, los lava. La subexposición moderada (medio paso) los satura. En película negativa funciona al revés: la sobreexposición moderada hace más saturados los colores mientras que la subexposición los desatura.

Estos son los tres criterios fotométricos; densidad, contraste y saturación. Hay otras razones para elegir la exposición que no tienen que ver con la fotometría. El más importante es elegir la combinación de diafragma y velocidad de obturación de manera que los tonos se ubiquen en la zona media de la respuesta de la película, porque allí es donde se hace más patente el modelado y la textura. Si bajas los tonos claros a los medios ganas en volumen y en textura porque la forma en que se fabrican los materiales sensibles levanta el contraste de los tonos medios y reduce el de las luces y sombras lo que provoca que la separación tonal sea mayor en los tonos medios que en los extremo y tu mirada ve las diferencias espaciales de tono como profundidad.

Otra razón para elegir un diafragma y no otro es cuando quieres que el objetivo trabaje con su abertura óptima o cuando quieres una profundidad de campo determinada. Otra razón es trabajar con un bokeh dado o cuando quieres mantener la continuidad de un estilo en la imagen, cosa que se hace en cine.

Razones para trabajar con una velocidad de obturación concreta y que debes mantener son: mantener la sincronización con las luces, como sucede en cine con los focos HMI. A veces tienes que colocar la velocidad por debajo de un límite determinado como cuando tienes un televisor en cuadro o con luces fluorescentes con las que tienes que mantener tu obturador con exposiciones mayores de 1/30.

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