martes, 13 de enero de 2009

XV: La intensidad de la luz, la creación del tono.

La intensidad de la luz se traduce, para tus intereses fotográficos, en su capacidad para crear el tono de las figuras.

La creación del tono que adquiere una figura depende de la cantidad de luz que le llegue, de la que refleje y desde donde miremos. Hay tres factores que determinan la capacidad de la luz para crear el tono, uno más que depende de la figura y otra que depende de la posición relativa del ojo respecto de la figura y la luz.

Los factores que dependen exclusivamente de la luz son tres: Caída, inclinación y excentricidad.

La caída es la pérdida de iluminación que tiene la luz con la distancia. Cuanto más lejos esté la escena, menos luz le llega y más abierto tienes que ajustar el diafragma o más utilizar una película más sensible.

La caída con la distancia, la forma en que se reduce la iluminación conforme el foco está más lejos es distinta si el foco es pequeño o si es grande comparado con la distancia. En lo que al ojo se refiere, si el foco abarca un ángulo, desde el ojo, menor de un minuto de arco, vemos su luz directa por intensidad, si es mayor de un minuto de arco, la vemos por luminancia (por brillo). Algo semejante sucede con la escena, pero no están tan claros los límites. Cuando el foco es “pequeño” la caída de luz es de dos pasos conforme se dobla la distancia. Si a un metro tienes un f:16 a dos metros tienes un f:8 y a cuatro metros un f:4. Esto se puede calcular por la “ley de inversa de los cuadrados de la distancia”. Cuando el foco es grande no sigue esta ley, sino la de “proyección del ángulo sólido”. Para hacerte una idea de como funciona mira el foco, mira el ángulo que abarca su superficie desde la escena, desde la figura. Cuanto más amplio sea el ángulo, más luz da y más diafragma tienes que utilizar. Si el foco está rotado sobre su eje da menos luz, el angulo que visto de su superficie es bastante menor. La proporción es lineal con la proyección horizontal del ángulo, esto significa que tienes que imaginar el ángulo que va desde el ojo de la persona que vas a fotografiar al foco y ahora imaginarte el dibujo que hace este ángulo sobre el suelo.

La inclinación es el ángulo que forma la superficie de la figura con el rayo de luz que bien del foco. Cuanto más perpendicular sea la luz sobre la figura más claro será el tono que veas. Pero no esperes que se haga blanca una superficie oscura, el máximo brillo que adquiera dependerá del tono propio que tiene la figura. Conforme más rasante sea la luz sobre la superficie más oscura aparece ésta. Por eso las formas redondeadas aparecen con un degradado tonal, porque su cara se aleja de la dirección de la luz poco a poco, oscureciéndose.

La excentricidad es lo lejos, transversalmente, que esté la figura del eje del foco. No en distancia, sino transversalmente. Si el foco dibuja una mancha de luz, lo fuera que esté de éste círculo. Cuando más lejos, menos luz y más abierto debe estar tu diafragma.

El tono propio del objeto es el que tiene con una luz uniforme que proporciona la misma iluminancia en toda su superficie. Para hablar del tono propio, en brillo, solemos emplear el coeficiente de reflexión o reflectancia. La reflectancia es la capacidad para reflejar la luz de un objeto comparada con la capacidad para hacerlo de una superficie perfectamente difusora. Una superficie perfectamente difusora es la que tiene la misma luminancia en todas las direcciones desde la que la miramos. La que brilla pro igual desde cualquier dirección que la mires (la misma luminancia, no la misma intensidad). Si un objeto tiene una reflectancia del 18% no quiere decir que refleja el 18% de la luz que le llega, sino que refleja el 18% de la luz que reflejaría, en las mismas condiciones de iluminación y visualización, una superficie de referencia difusora perfecta. Esto significa que puede haber reflectancias mayores del 100%. Un material como el scotchlight que se emplea en cine para proyectar fondos tiene una reflectancia superior al 160.000% (El punto es de millar, no decimal) la intensidad que refleja es 16.000 veces la que le llega cuando la luz y la mirada son perfectamente perpendiculares.

La dirección desde la que miras, desde donde tu cámara ve la escena, también determina el tono de la figura. Cuando la luz llega a una superficie los rayos de luz se rompen y se reflejan en direcciones distintas. Decimos que cambia la distribución de la luz. Los dos casos extremos son los espejos y los difusores lambertianos. Un reflector especular perfecto refleja toda la luz en una única dirección. El rayo de luz que llega se refleja exáctamente en un único rayo. Esta reflexión tiene algunas propiedades como son que el ángulo con que sale el rayo de luz es el mismo con el que entra pero hacia “el otro lado”. Si lo miras desde cualquier dirección sera negro excepto cuando lo haces desde la dirección de la que sigue el rayo.

Un reflector difuso perfecto (lambertiano) rompe el rayo de luz en una esfera de manera que refleja la misma luz por todos los lados. Lo mires por donde lo mires, verás siempre el mismo tono.

Los objetos normales ni son especulares ni lambertianos, sin que presentan una mezcla de los dos. No son dos extremos de un mismo concepto, sino dos conceptos distintos.

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